sábado, 8 de diciembre de 2012

Harakiri

Comentario de HARAKIRI
 
 
Uno de mis mejores descubrimientos cinematográficos de los últimos meses ha sido sin duda el director japonés Masaki Kobayashi. El pasado verano tuve la suerte de ver uno de sus mejores trabajos, "Samurai Rebellion" (1967), película que me entusiasmó de tal manera que le dediqué al poco tiempo una entrada en el blog. Kobayashi es principalmente reconocido por su trilogía "La Condición Humana" y dos largometrajes ambientados en el mundo samurái, "Harakiri" (1962) y la ya citada "Samurai Rebellion" (1967). En todos estos trabajos el realizador nipón aporta su perspectiva humanista sobre el mundo y su profunda crítica a la intransigencia social del Japón tradicional, algo muy arraigado en el adn de este pueblo. "La Condición Humana" relata a lo largo de tres títulos las experiencias de un joven japonés de tendencias socialistas y pacifistas en la Segunda Guerra Mundial, desde su ingreso en el ejército imperial hasta el final de la contienda: "No hay Amor más Grande" (1959), "El Camino a la Eternidad" (1959) y "La Plegaria del Soldado" (1960). En la década de los 60 Kobayashi firmaría dos cintas de samuráis que contienen tremendas cargas de profundidad contra la jerarquía y los códigos de conducta morales amparados en la tradición de su país. Estas películas desmitificadoras muestran a seres que se rebelan contra el propio sistema al que pertenecen dejando al descubierto el doble rasero imperante y el egoísmo de los hombres. Dotado de una puesta en escena impecable y un aire crepuscular, Kobayashi es un autor a reivindicar (o descubrir).
 
"Harakiri" arranca el año de 1630 en el castillo del clan Iyi, a donde llega un ronin (samurái sin señor) llamado Hanshiro. Desde hace pocas décadas se ha instaurado en el país la Era Tokugawa que ha puesto fin a los tiempos de guerra entre clanes rivales. La paz ha traido sin embargo la incertidumbre a los samurái, cuyo principal cometido ha sido siempre la lucha en los campos de batalla. Ahora se van reciclando hacia tareas administrativas pero en muchos casos los señores feudales prescinden de sus servicios dejándoles en condiciones de vida muy precarias. Tal es el caso de Hanshiro, quien ha decidido poner fin a su vida mediante el ritual del seppuku (o harakiri), para lo cual pide un lugar adecuado en el castillo y la asistencia de algunos de sus miembros. El clan desconfía de que sus intenciones sean verdaderas, ya que desde hace algún tiempo centenares de ronin deambulan por todo el país acudiendo a fortalezas con la falsa intención de hacerse el harakiri, en un desesperado intento de que se apiaden de ellos y les den alguna limosna. Para asegurarse de que este no es el caso el portavoz del clan que recibe a Hanshiro le comenta el caso reciente de otro ronin llamado Motome, quien acudió como él pidiendo permiso para cometer seppuku pero al que descubrieron que lo que deseaba era una pequeña ayuda económica. El clan decidió darle una lección brutal forzándole a cometer harakiri bajo condiciones terribles. Hanshiro, hombre impasible, se mantiene firme en su propósito y les convence de que sus palabras son sinceras. Una vez reunido el clan en el patio del castillo con todo lo necesario para el ritual, el ronin pide la asistencia de tres de sus miembros, citándolos por el nombre. Para sorpresa de todos éstos no se encuentran en la fortaleza, así que mientran van a buscarlos a sus casas Hanshiro pide permiso para contar la historia que le ha llevado a su situación actual y a ese preciso lugar. A medida que avanza el relato una sensación de desasosiego se va apoderando del clan. El hombre que tienen frente a ellos conocía muy bien al desdichado Motome. 
 
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Ficha técnica y artística
 
Harakiri (Seppuku). Japón, 1962, 133 min.
 
Dirección: Masaki Kobayashi
 
Intérpretes: Tatsuya Nakadai, Rentaro Mikuni, Shima Iwashita
 
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Crónica de Atticus Finch
 
 
Pulsa en la pantalla para ver una escena de "Harakiri"

5 comentarios:

jaal dijo...

Es un tipo de cine que me tomo con calma. No he visto ninguna película de Kobayashi esta necesidad que tienen estos japoneses de andar con las espadas haciéndose daño. He visto la escena y me ha recordado a la mirada de Mizoguchi en "El intendente Sansho", también historia deagarradora y brutal.

Hablando sobre la entrada anterior de Lynch, se me olvidó comentarte que sí hay una película que me gustó mucho y que señalaste, la del cortacesped, "Una historia verdadera"

¿Has recorrrido cuatrocientas millas montado en eso?


Buena entrada Cuttlas.
Saludos

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Jaal, yo a gente como Mizoguchi y Ozu aún los tengo sin estrenar. A ver si le pongo remedio un día de estos, pero es que el cine japonés a veces me da un poco de miedo en cuanto a calidad interpretativa (algo que me destrozó "Yojimbo" de Kurosawa).

Yo recomiendo mucho lo que he visto de Kobayashi ("Samurai Rebellion" y "Harakiri") porque son completamente desmitificadoras y con personajes que sienten y padecen. No son figuras hieráticas, como ocurre a veces.

"Una Historia Verdadera" es un peliculón, pero el título en español pierde mucho del sentido original: "A Straight Story" (el protagonista se llama Alvin Straight). Sensacional Richard Farnswoth por cierto.

Un saludo

Enrique Hormigos dijo...

Aunque era mi intención, al final no pude atacar el ciclo Mizoguchi que proyectaban en la filmoteca del pueblo (cada película se proyecta solo dos veces y muchas veces en horarios pensados con el páncreas y tampoco resulta fácil), pero recuerdo haberme aburrido como un dromedario con "Los cuentos de Tokio", del bueno de Ozu (uno de los directores favoritos de Garci, eso debió darme una pista...)

En cuanto a la interpretación de los actores japoneses, creo que mejoraría sustancialmente si los directores abrazasen sin reservas las pautas del Agro's Studio, que obligan al intérprete, entre otras cosas, a interiorizar la esencia de su personaje mientras recorre cuatrocientas millas a lomos de una segadora John Deere.

Richard Farnsworth lo hizo, y fíjate como "clavó" al personaje.

Sayonara!

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Enrique, bueno, creo que coincidimos en que Garci se ha pasado catorce pueblos con su estilo añejo. La verdad es que algunas de sus películas parecen oler a naftalina. De todas formas quien tuvo retuvo.

Yo reconozco que me aburrí como una ostra con "Los Siete Samuráis" de Kurosawa. En parte estoy convencido de que la culpa lo tiene el mal doblaje y la pandilla de plañideros que acudían a ver a los susodichos samuráis. Se lamentaban tanto que uno les acababa cogiendo manía.

A veces hay películas que no entiendo cómo están tan sobrevaloradas. Como "Yojimbo", también de Kurosawa, cuyas coreografías de lucha dan más pena que risa. Yo estaba ilusionado de ver al gran Toshiro Mifune repartiendo estopa a los malvados y me encuentro con un sketch los Monty Python.

Por cierto, ¡viva Richard Farnsworth y su cortacesped!

Enrique Hormigos dijo...

Tostones importantes, tanto "Yojimbo" como "Los 7 Samurais".

Me quedo con "El Ultimo Hombre" y "Los 7 magníficos", sin pensármelo un nanosegundo.

Yo soy así de burro.